












En estos dias de hormona irrefrenable y caminatas contemplativas es que la nostalgia me acecha. Nostalgia de mí, nostalgia del árbol de jacarandas púrpura afuera de casa de mi abuelita. La recuerdo barriendo por horas después de que las flores púrpuras tapizaban el suelo en los días de Otoño. Extraño mecerme en las hamacas con mi otra abuelita en Cuautla, comer cacahuates, que me contara historias y me hiciera cariñitos en la cara hasta quedarme dormida. Extraño a mi abuelo y sus eternas colecciones. Se me llenan los ojos de lágrimas al pensar en aquél momento en que lo ví inerte tendido sobre la cama del hospital, con sus labios inmóviles. Sin sus regaños y reproches a toda conducta inmoral, con esa manera en la que rechazaba al mundo y a todo el mundo le gustaba que los ragañara con ese tono paternal y moral estricta, probablemente herencia de su padre, por aquello de ser Japonés.
Tengo una nostalgia crónica que me acecha con los olores. Nostalgia por la piel tostada, el tacto cálido y los ojos negros e intensos de mi gente. Es curioso como siempre que disfruto de la naturaleza me remonta a mis raíces. Me gustan los árboles de corteza plegadiza, que desenvuelven recuerdos, me recuerdan a la piel de Doña Lupita, quien me hacía infusiones herváticas curativas cuando me enfermé del estómago durante mis días en San Juan de La Granja. Recuerdo que tenía 14 hijos, recuerdo que cada vez que sonreía se le arrugaba toda la carita y esos cachetes pellizcables. Recuerdo que cuando nos fuimos lloró y sus lágrimas recorrían esos zurcos en la piel, como lluvia vehemente fluyendo por caminitos.
Es difícil no sentirme querida en mi país, en el que con cada saludo te besan las mejillas. Pero a pesar de tódo ésto, me parecen absurdas las fronteras y la manera en la que los humanos rechazan al extranjero sin conocerle. Los Mexicanos con su rechazo a los yankis y los gringos con sus muros en la frontera. A mí me gusta disfrutar de lo que éste país me ofrece y con lo que el ótro me formó, tomar lo mejor de los dos mundos. Aquí en San Diego me gusta mirar a mi lado derecho y sonreirle al bosque de eucaliptos, mirar a mi lado izquierdo e iluminarme la faz con los atardeceres coloridos que caen sobre el mar. Me gusta poder caminar de noche sin preocuparme de la inseguridad, mi soledad por elección, poder cruzar la calle casi con los ojos cerrados y saber que no me van a atropellar jaja, llenarme los pulmones de aire puro, renunciar a toda empresa humana y entregarme a la naturaleza en los días de introspección. Me gusta el reto de aprender en otro idioma y sentirme lograda cuando me vá mejor que a mis amigas gringas en los ensayos en Inglés, demostrando que ésta mexicana con barreras en el lenguaje tiene la misma capacidad intelectual. De México me gusta la cultura, la música y los bailes. Me gusta el abrigo que me ofrecen los olores de guizados mexicanos (olvidándome de las hamburguesas) al llegar cansada a casa de mi abuela, en dónde pasé tantas tardes después de la escuela, pues mi madre trabajaba hasta tarde. México es el hogar de mi familia, de mis amigos y la fiesta eterna que llevan. México es la raíz de mi escencia y muchas otras abstacciones de mi presencia. México me regaló los pies, pero camino en Estados Unidos con toda la intención de dejar una huella perpetua.
Me gustó mucho este post. Aunque me sienta hippie, debo aceptar que siempre he preferido la idea de un mundo sin fronteras. Nacionalidad: habitante del mundo, o algo así.
ResponderEliminarPor tiempo, dinero, y demás complicaciones, he pasado demasiado tiempo aquí. Por supuesto que lo atesoro, pero siempre he querido vivir más tiempo en otro lugar. Ser parte de otra cultura, convivir con otras personas, comer otras cosas, pensar cosas nuevas... Paciencia, dicen muchos a mi alrededor.
En fin, no descanses hasta dejar huella. Disfruta de tu vida dividida, que no necesariamente quiere decir rota.
Un abrazo.
Tu sé hippie si quieres, lárgate de ahí cuando puedas pero regresa siempre, haz mucho dinero para q me mantengas a mí también y luego seamos hippies juntos y nos vayamos x el mundo a escribir :).
ResponderEliminarYo creo que mi vida si está rota... un cachito allá, un cachito con mi primer amor, un cachito con mi familia, un cachito con la escuela, un cachito con el desmadre, un cachito con las utopías, un cachito que se me perdió y que aún no encuentro, un cachito en la memoria, un cachito en el futuro, un cachito en lo que espero, un cachito en lo que no me acuerdo y muchos cachitos en las letras. La verdad es que siempre quise ser parte de muchas cosas y creo q por fiin lo logré ja.