"My intention is to tell of bodies changed to different forms.
The heavens and all below them,
Earth and her creatures,
All change.
And we, as part of creation,
Also must suffer change" -Ovid-Antier fue un muy buen día, un Lunes que sirvió para contradecir aquella regla absoluta de que los Lunes son para mentar madres. Un buen Lunes, que ha seguido la buena racha que empezó desde el Viernes en el Malva y el Sábado en casa de Andrea en donde según las fotos y el anillo hecho con un limón que amaneció en mi escritorio, salí comprometida de Manuel. Si, fue un buen Lunes, pero creo que no superó al Domingo de comida familiar, cine con mis primos, Coyoacán (que me hizo recordar aquellas mañanas en Sábado en que después de mi clase de francés desayunaba con Alvaro, no usaba otra cosa que no fueran faldas largas mexicanas y me hacía tatuajes de henna con Drako), hacerle bromas interminables a Khoury por ser el día de los inocentes en café Bizarro y finalmente cambiarnos de antro en antro hasta terminar en la parte de arriba del IU en la Condesa en donde presenciamos un trío amoroso.
El Lunes me dí cuenta de que verdaderamente quiero a Enrique, me encanta que sea tan atento, su barbita partida, sus abrazos interminables, su voz ronca, que lleve 4 años enamorado de mí, que me de un lugar que no siento que me merezca porque ve cosas en mi que ni yo misma veo, pero no creo que podría andar con el, por supuesto que mucho influye la distancia, pero también es algo que no me explico... estoy completa y absolutamente enamorada de mi soltería. Es hermoso poder salir con mis amigos sin un wey que me esté regañando por no marcarle o tener que dar explicaciones de mis acciones. Ni siquiera el mail de Jorge (aquel hombresito que un día tuvo mi corazón y salió caminado con el de mi vida) logró hacerme cambiar de parecer.
¡Amo la soltería! Amo poder decir la verdad sin ningún tipo de adornos, sin miedo a alejar a los hombres, porque en realidad eso es exactamente lo que quiero. Tenerme a mi para echar desmadre, tenerme a mi sin un corazón enamorado que me nuble el pensamiento o un corazón roto que no me deje estudiar y dar mi 100 ahora que estoy empezando la carrera. En realidad me siento libre, de ese tipo de libre que te obliga a estirar los brazos al viento, girar sobre tu propio eje, sentir el viento libre de sensación y abrir los ojos para sentir un ligero mareo provocado por tanta libertad, ajena al alarido estridente de la represión, la inseguridad, la búsqueda de aceptación. Por supuesto que para mi mala suerte a los hombres eso parece ser exactamente lo que les gusta, esa cabronería sincera de miradas desinteresadas. Se acercan, pero simplemente no estoy interesada y se los explico o invento alguna historia sin sentido... nunca he sido buena diciendo que no, me parece mucho mérito que tengan los huevos de acercarse.
El Lunes en la mañana, antes de la fiesta en casa de Alexis me topé con una foto de mi ex novio con su nueva chica y vi, con mis propios ojitos lo que por única vez nunca quise lograr. Mi ex novio: el libre, el malo, el de la moto, el que a veces no me pelaba, el de la chamarra de piel, el cabrón que sin darse cuenta me hizo pagar mi karma, el indomable, el de cabello obscuro y ojos claros, el de la cárcel, el sensible a secretos, el buen besador, el de barba mal rasurada, el irresponsable.... convertido en un completo mandilón, flaco, de cara demacrada, que ya ni usa su moto porque su novia lo lleva y lo trae para todos lados. Así, con su corbata en vez de su playera negra de "Hurley Freedom Movement", con esa mirada suya en la fotografía de animal salvaje en cautiverio fue como reafirmé mi convicción de la soltería.
El Lunes también nació alguien nuevo en mí. Apareció Amanda de cabello obscuro. La de la soltería eterna, ecléctica, ágil, mas inteligente que nunca, insensible, cabrona, culta, bailarina de pasos ligeros, de besos meramente carnales, la del pasado áspero.
Y es que a las mujeres se les ve desde abajo, de la única forma en la que es posible ver a las aves y los colores sublimes de éstas jollas a contra luz. Se les ve desde abajo, envueltas en nubes, en brazos del sol, fabricando una belleza divina, inalcanzables, dignas solo de su propio ser femenino. Represión y sufrimiento es cuando se les intenta traer a la tierra, pero lo desquitan estilizando los sentimientos, fermentando la tierra con amor y dando como frutos los hijos que algún día han de parar al cielo junto a ellas, porque el destino mortal les favorece. Matrimonio es cuando los hombres tratan de amarrar a su vida una musa, acaso por un fin biológico, amoroso, un deporte de admiración tal vez, quien sabe. Yo no lo sé, pero como mujer que ha sido bajada a tocar con los deditos de los pies la tierra húmeda, solo me queda volar alto con metas y la mirada envuelta en ellas, porque yo no nací para la tierra, nací para darle vuelo a la existencia y vivo con una risita silvestre por los que intentan llamarme suya.
La mañana del Martes regresé a mi casa en camión con Don Quijote, llamémosle así, un verdadero caballero errante, quién también se quedó a dormir en casa de Andrea. Este personaje dramaturgo de barba larga, bigote, pelo largo y anteojos circulares estilo John Lennon, su insomnio y fascinación por el teatro del absurdo me mantuvieron interesada hasta las 6 am del Martes en casa de Andrea platicando entre humo de cigarros de autores como Godot, Ionesco, Arrabal, Pinter, Pirandello, etc...
El y su bella inteligencia me hicieron recordar que a pesar de que no quiero a nadie en mi vida, siempre seré susceptible al "talk nerdy to me" jaja.